Zarehín

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La Ciudad-Fortaleza de Zarehín es una antigua ciudad-estado independiente ubicada en el escarpado pico Yuther, en la cordillera de las Montañas Nevadas, al norte de Formheil. El nombre de la ciudad fue puesto en honor a Zarehín, el Señor Dragón, considerado poco menos que una deidad protectora de este reino montañoso que jamás ha sido conquistado.

Distritos de Zarehín

  • LA PLAZA DE DRALOR

Es el lugar más céntrico y transitado de todo Zarehín donde los vendedores y comerciantes montan sus puestos para ofertar sus mercancías a cielo abierto. La plaza lleva el nombre del héroe Dralor, que pactó con el Dragón Zarehín para salvar a la ciudad antaño de la ira de los Dioses de la Guerra y que se convirtió en un rey de leyenda. La plaza es también utilizada para representar espectáculos públicos o para diferentes discursos de los altos cargos del lugar.

  • EL ARRABAL

Hogar de artistas ambulantes, usureros, señoritas de dudosa reputación, rufianes, ladrones y gente humilde. La peculiar fama de este lugar situado en las profundidades de la ciudad-fortaleza no es ningún secreto para los habitantes de Zarehín. Si buscas algo prohibido, pasar un buen rato, o encargar trabajos fuera de la ley, éste es tu lugar sin duda. Las fuerzas del orden no pasan a las profundidades de Zaherín, oficialmente, al menos...

  • EL ARCANO

Es el barrio más antiguo de toda la ciudad, situado en el nivel superior de la ciudad-fortaleza. Contiene la Gran Biblioteca de Zarehín y el Santuario de la Sagrada Llama de Is, así como las residencias y talleres de diversos practicantes del saber. Los más pretenciosos se atreven a señalar que el Distrito del Arcano fue lo primero en construirse en Zarehín. Sus fuertes muros otorgan seguridad a sus habitantes y les permite guardar con celo sus diferentes ocupaciones. Lo más valorado en este distrito es la sabiduría, la cual se manifiesta a través de diferentes disciplinas: erudición, alquimia, magia, etc.

  • DISTRITO DE JUSTICIA

La zona administrativa de Zarehín, dónde se encuentra la Guarnición Imperial, las fuerzas del orden de la ciudad, el Tribunal de Justicia y la cárcel. Además, en esta zona segura y privilegiada viven los nobles y gentes de bien de la Ciudad-Fortaleza. Este es el lugar indicado si quieres tratar algún asunto oficial, firmar un contrato, realizar una denuncia o pedir una audiencia con el Rey Brey Variom o con el Magistrado Imperial Lancester Elborem.

  • LOS EXTRAMUROS

Aunque no es propiamente un distrito de la ciudad, se conoce como extramuros a la explanada que se encuentra a las afueras de la ciudad-fortaleza, más allá de la muralla. Este lugar acoge a diferentes viajeros que acuden al festival de la Coronación del Fuego y que deciden cobijarse al calor de sus propios fuegos y tiendas. Por eso, es muy frecuente que algunas tribus bárbaras, mercenarios o viajeros venidos de toda Vahnaë decidan establecer aquí su campamento por estas fechas e incluso durante todo el año. Aunque todos cuentan al menos con el beneplacito del Rey de Zarehín, cada campamento posee sus propia leyes y forma de vivir, diferentes de la gran ciudad-fortaleza.

La Coronación del Fuego

El Año de la Coronación del Fuego es el más magno acontecimiento de la ciudad de Zarehín, vinculada a un ritual ancestral conocido como el Ciclo del Dragón. Cada siete años el reino de la Ciudad-Fortaleza de Zarehín se entroniza en llamas. Hace incontables siglos, el Dragón Zarehín salvó a la ciudad de un terrible cataclismo entregando su Ojo al gran héroe Dralor. Los antiguos cambiaron el nombre original de su ciudad por el de la mística criatura como muestra de agradecimiento: Zarehín, la Ciudadela del Dragón.

La Coronación del Fuego es tanto un ritual de gran poder como un festival, tan famoso que atrae a multitud de viajeros y curiosos de toda Vahnaë, lo que ha convertido a la ciudad en un enclave importantísimo para comerciantes, eruditos y aventureros a lo largo de los siglos. El ritual milenario de la Noche Ardiente llena de fuego el cielo nocturno con el ancestral poder de la reliquia que aún contiene el Ojo de la Gran Sierpe.

El Año de la Coronación del Fuego acaba cuando se devuelve la reliquia que contiene el Ojo de Zarehín al tesoro de la ciudadela.

Crónica

Hace incontables siglos, cuando Formheil aún se llamaba Hemheil y el Imperio aún no había llegado a estas tierras, surgió una ciudad. Su esplendor se igualaba con lo atrevido de sus cimientos, en lo alto de la gran montaña Yuther. Pero el orgullo de la ciudad ofendió a los Dioses de la Guerra. Primero mandaron sus ejércitos pero los habitantes de la ciudad la convirtieron en una fortaleza inexpugnable y las hordas de los ejércitos del Culto se rompieron como las olas lo hacen contra un acantilado. Entonces, en el año 959 a.S., los Canes del Caos lanzaron una terrible maldición para destruir la ciudad. Las plagas, los terremotos y la muerte pronto amenazaron con borrarla de la faz de Odnumai.

Entonces, cuando toda esperanza estaba perdida surgió un joven héroe: Dralor, que con riesgo de su vida se presentó ante el Señor Dragón Zarehín y le pidió que salvase su ciudad. Tal fue el valor que contempló el Dragón que le cedió su ojo a Dralor. El joven Dralor, con el poder del ojo de Zaherín, salvó a la ciudad de la ira de los Falsos Dioses. Agradecidos, los habitantes nombraron a Dralor como su rey y cambiaron el nombre de su reino por el de Zarehín, la Ciudadela del Dragón.

Pasaron los años y el poder de la ciudad-fortaleza se incrementó con el poder del Ojo de Zarehín. Ningún ejército, ningún rey vecino, ni siquiera los Falsos Dioses podían oponerse a la gloria de Dralor. Algunos Dioses de la Guerra trataron de volver a conquistar la ciudadela entonces y en los siglos subsiguientes pero sus esfuerzos fueron en vano. Se sucedieron los años dorados hasta que un día, una gran sombra cubrió la montaña: Zarehín retornaba para recuperar su ojo. El peso de la corona había oscurecido el corazón del rey Dralor, llenándolo de orgullo y ambición. El anciano rey se negó a devolver la fuente de su poder. Así, el dragón lo maldijo con estas palabras: «Te convertirás en guardián de este poder. La ciudad brillará por los siglos de los siglos con el fuego de mi mirada y recompensará al valor de los héroes que, como tú, demuestren su valor ante mí. Pero tu alma, Dralor, arderá ante mi ojo para siempre y lo mismo sucederá a los indignos.»

Desde entonces, el Ciclo del Dragón rige en Zarehín. Cada siete años, durante la Coronación del Fuego, muchos héroes acuden para descubrir la fuente mística del poder de Zarehín. Se dice que la mirada del Dragón puede conceder casi cualquier deseo… Sin embargo, esto no está exento de riesgos: además de las terribles pruebas que debe afrontar el héroe, si alguno es juzgado indigno por el Dragón, corre el riesgo de alimentar el Ciclo: matar al anterior héroe maldito (el primero de los cuales fue Dralor) y quedarse encerrado para siempre junto al Ojo, maldito a su vez, hasta que otro héroe indigno lo sustituya y su alma arda para siempre en el fuego de la mirada del Dragón.

Sin embargo, con el paso de los siglos, los habitantes de Zarehín acabaron hartos de tantos héroes bravucones que acudían a las profundidades de la ciudadela, muchos de los cuales desaparecían... Ciertamente, la fama de la ciudad era buena para el comercio y su prestigio pero decidieron dejar pasar solamente a los héroes que demostrasen su valía primero ante ellos para luego hacerlo ante el Ojo del Dragón.