Umbanac

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Tierras situadas en el extremo suroeste del continente de Vahnaë. Antiguamente pertenecientes al Imperio de Ingrad, desde hace siglos se establecieron como un país independiente. Sus habitantes, en su mayoría humanos, han sido liderados por el maestre de los Caballeros del Sol Plateado y siempre han gozado de cierta independencia en sus asuntos.

Esta orden de caballería ha sido la principal línea de defensa contra los salvajes zorgas de Látgor y los bandidos vénnifelts del desierto de Venia. En los últimos tiempos, la orden se especializó casi por completo en la lucha contra los piratas feran que venían del otro lado del mar.

Ante la inminente invasión feran, Umbanac pidió refuerzos al Imperio de Ingrad y a los rebeldes liderados por Formheil. Pese a que estaban librando una guerra entre ellos, ambos bandos enviaron tropas y recursos. Sin embargo, la potencia de fuego feran y su supremacía naval muy superior a la de los defensores, hizo que Umbanac cayera en la Batalla del Ocaso Sangriento, donde la mayoría de los Caballeros del Sol Plateado fueron masacrados al negarse a rendir sus armas ante el invasor. En esta ocasión no se trataba de simples piratas desorganizados, eran los tremendos galeones feran del reino de Rysod.

El último Gran Maestre de la orden de los Caballeros del Sol Plateado y gobernador de Umbanac fue Aracel Kaine. Cayó junto a su prometedor hijo Axel y sus hombres cuando su barco, el "Espada del Amanecer", fue partido en dos por un galeón feran en esta batalla. Su segundo, Bernhald Dulmer, al mando de la defensa en tierra firme dobló la rodilla ante los ferans de Rysod cuando la batalla estaba perdida, consiguiendo así que los conquistadores Rysodianos indultasen a muchos de los soldados y habitantes de Umbanac.

Actualmente, sobre las cenizas de la antigua Umbanac se alza el Virreinato de Umbanac regido por Rodrigo Sandoval, voluntad del rey Alfonso Hernández de León en Vahnaë. Los soldados supervivientes dejaron de llamarse Caballeros del Sol Plateado. Muchos de ellos integraron una nueva orden llamada los Hijos del Amanecer, que hacen las veces de guardia en la ciudad bajo el mandatos de los ferans de Rysod que la gobiernan.

Las duras condiciones por las que pasó la ciudadela tras su conquista, permitieron que diferentes bandas criminales germinasen. Cuando hay necesidad, son los menos honrados los que asoman sus cabezas para sacar la mejor tajada posible de unas condiciones míseras.

Con el paso del tiempo, el poder que las bandas lograron en las calles fue tal que su existencia dejó de ser un secreto. El gobierno colonial trató de combatirlas y erradicarlas pero al final no tuvo más remedio que terminar por aceptar a aquellas ratas que habían nacido y engordado entre las cenizas de la antigua ciudadela. El crimen organizado era una realidad difícil de evitar e incluso los ciudadanos habían aceptado su presencia: permitiéndolo, formando parte de él o simplemente haciendo oídos sordos. Así, Umbanac se ha convertido en una ciudad dominada por el miedo y la avaricia.

Ahora, la reciente enfermedad que ha impedido al Virrey, postrándolo en cama, ha abierto viejas dudas y heridas. Desde el norte, el poderoso Imperio de Ingrad, hasta el momento apaciguado por las relaciones diplomáticas del propio Sandoval, quiere asegurarse de que los feran sabrán dónde poner límite a su expansión. Por el contrario, los más beligerantes entre los conquistadores del Nuevo Continente, van aprovechar la nueva realidad para intentar ir más allá de los muros de una urbe que se les queda pequeña.